El aprendizaje sigue la regla de Hebb, el padre de la psicobiología cognitiva: si dos neuronas se activan de manera sucesiva, aumenta el poder de su conexión. Heylighen y Bollen basan su trabajo en este mismo procedimiento: si dos páginas web son consultadas por el mismo usuario en un breve intervalo de tiempo, el hipervínculo existente entre ellas alcanza un peso más importante o da origen a un nuevo enlace. Y, por otro lado, los enlaces que no son consultados con asiduidad, pueden desaparecer.
De este modo, el Cerebro Global sirve, fundamentalmente, para seleccionar entre los miles de millones de páginas web aquellas que le interesan al usuario.
Su funcionamiento se basa en las llamadas "smart cookies" ("cookies" inteligentes), es decir, pequeños bancos de datos que registran información sobre el usuario y su ordenador, además de crear una memoria de las rutas de dicho usuario por la Red.
¿Cómo aumentar la inteligencia de la Red?
Ahí es donde entran los agentes inteligentes y los sistemas de conocimiento distribuido (Distributed knowledge systems, DKS). Los sistemas de conocimiento distribuido son los que hacen posible que un ordenador A pueda recuperar el conocimiento de un ordenador B.
En el caso de Internet, el Cerebro Global debe ser capaz de entender el contenido de las páginas web para saber cuáles sirven y cuáles no para proporcionar la información que el usuario precisa. Aquí es donde entra la llamada "Web Semántica" y los agentes inteligentes a los que antes aludíamos. La Web Semántica sería el vocabulario y los agentes inteligentes y los DKS serían el diccionario. Los sistemas de conocimiento distribuido, entonces, estructurarían este vocabulario para crear conocimiento.
¿Cuánto tendremos que esperar para verlo? Según Hendler, unos cuatro años. La tecnología ya está aquí; sólo hace falta convencer a los poderes que regulan la Red para que adopten los protocolos necesarios para implantar la evolución de Internet.
¿Qué pasaría si...?
Las dudas sobre los peligros del Cerebro Global van por otro camino. Es más lógico pensar en que pueden dar lugar a un pensamiento único, que los agentes inteligentes y los DKS pueden proporcionar únicamente información interesada, o que incluso pueden restringir la libertad de navegación por la Red.
Sin embargo, según explica Francis Heylighen, no hay de qué alarmarse. Para empezar, el Cerebro Global existe gracias a la inteligencia diversa de sus usuarios, de modo que no puede crear un pensamiento único.
Otra de las dudas es si el aprendizaje de la Red puede imponer una tiranía de la mayoría. Podría parecer que las minorías serían suprimidas al reducir la diversidad de Internet destruyendo vínculos no utilizados. Sin embargo, esto no es así, porque el Cerebro Global sugiere enlaces nuevos y elimina los que el usuario no utiliza, pero no hace desaparecer los vínculos de las páginas originales. De modo que no reduce posibilidades, sino que las aumenta.
Finalmente, otra duda que se plantea es si el Cerebro Global puede adquirir conciencia. Como explica Heylighen, "éste está controlado por toda la gente que forma parte de él. No es un sistema autónomo que de repente pueda decidir no obedecer las órdenes". De todos modos, sí es cierto que la evolución del Cerebro Global es una incógnita, igual como puede serlo el futuro de la humanidad. De todos nosotros depende cómo evolucione.
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