Inteligencias compartidas


El Cerebro Global, en realidad, no es nada nuevo. Se está hablando de él, desde el siglo XIX, cuando Herbert Spencer escribió una obra titulada Los principios de la sociología, en la que avanzaba la idea de que la sociedad se asemeja a un organismo. Sin embargo, era necesario que la tecnología evolucionara, que apareciera Internet, para que hoy podamos hablar del Cerebro Global como una realidad.


El Cerebro Global (Global Brain) es una gran Red de redes con información precisa. Es la evolución de Internet hacia un sistema automático de reconocimiento de datos, que proporciona al usuario únicamente la información relevante.


Este Cerebro Global se crea con la inteligencia de los usuarios de la Red, una inteligencia que une cada uno de los ordenadores conectados como si fueran las neuronas de un cerebro. En 1983 que apareció el término "cerebro global", utilizado por primera vez en un libro de Peter Russell, titulado, precisamente, El cerebro global.


Un ejemplo práctico de esto lo está aplicando la web de Amazon. Al adquirir un libro, por ejemplo, El palacio de la luna, de Paul Auster, el usuario puede ver los libros que otros han elegido y que tienen relación con el que ha pedido. Además, junto a la ficha técnica de este libro aparecen también otras recomendaciones, ya sean de otros libros del mismo autor como de aquellos que Paul.


El Cerebro Global haría lo mismo con todas las webs contenidas en él, sumando las inteligencias de todos los usuarios de la Red sobre todos los temas imaginables, de modo que éste fuera capaz de solucionar cualquier problema.

Dos expertos y un servidor web

Francis Heylighen y Johan Bollen son, actualmente, dos de los líderes más destacados en el mundo en este tipo de investigación.

Heylighen es experto en inteligencia artificial en la Universidad Libre de Bruselas. Bollen, su alumno aventajado, trabaja en el Laboratorio Nacional de Los Álamos, en Nuevo México (Estados Unidos), y es el artífice del servidor web Principia Cybernetica, que continuamente reconstruye los enlaces entre sus páginas para adaptarlas a las necesidades del usuario.

Pero el trabajo de Bollen va más allá de esto, porque es capaz de crear nuevos hipervínculos que se activan cuando intuye que el usuario está desarrollando un nuevo itinerario en su búsqueda, de modo que los enlaces se actualizan o se destruyen de manera automática en función de su uso. Por ejemplo, si el camino para ir de la web A a la web D pasa por las webs B y C, lo que hace Principia Cybernetica es simplificar el camino y llevar al usuario directamente de la web A a la D, creando un enlace de una a otra .

El aprendizaje sigue la regla de Hebb, el padre de la psicobiología cognitiva: si dos neuronas se activan de manera sucesiva, aumenta el poder de su conexión. Heylighen y Bollen basan su trabajo en este mismo procedimiento: si dos páginas web son consultadas por el mismo usuario en un breve intervalo de tiempo, el hipervínculo existente entre ellas alcanza un peso más importante o da origen a un nuevo enlace. Y, por otro lado, los enlaces que no son consultados con asiduidad, pueden desaparecer.

De este modo, el Cerebro Global sirve, fundamentalmente, para seleccionar entre los miles de millones de páginas web aquellas que le interesan al usuario.

Su funcionamiento se basa en las llamadas "smart cookies" ("cookies" inteligentes), es decir, pequeños bancos de datos que registran información sobre el usuario y su ordenador, además de crear una memoria de las rutas de dicho usuario por la Red.

¿Cómo aumentar la inteligencia de la Red?

Ahí es donde entran los agentes inteligentes y los sistemas de conocimiento distribuido (Distributed knowledge systems, DKS). Los sistemas de conocimiento distribuido son los que hacen posible que un ordenador A pueda recuperar el conocimiento de un ordenador B.

En el caso de Internet, el Cerebro Global debe ser capaz de entender el contenido de las páginas web para saber cuáles sirven y cuáles no para proporcionar la información que el usuario precisa. Aquí es donde entra la llamada "Web Semántica" y los agentes inteligentes a los que antes aludíamos. La Web Semántica sería el vocabulario y los agentes inteligentes y los DKS serían el diccionario. Los sistemas de conocimiento distribuido, entonces, estructurarían este vocabulario para crear conocimiento.

¿Cuánto tendremos que esperar para verlo? Según Hendler, unos cuatro años. La tecnología ya está aquí; sólo hace falta convencer a los poderes que regulan la Red para que adopten los protocolos necesarios para implantar la evolución de Internet.

¿Qué pasaría si...?

Las dudas sobre los peligros del Cerebro Global van por otro camino. Es más lógico pensar en que pueden dar lugar a un pensamiento único, que los agentes inteligentes y los DKS pueden proporcionar únicamente información interesada, o que incluso pueden restringir la libertad de navegación por la Red.

Sin embargo, según explica Francis Heylighen, no hay de qué alarmarse. Para empezar, el Cerebro Global existe gracias a la inteligencia diversa de sus usuarios, de modo que no puede crear un pensamiento único.

Otra de las dudas es si el aprendizaje de la Red puede imponer una tiranía de la mayoría. Podría parecer que las minorías serían suprimidas al reducir la diversidad de Internet destruyendo vínculos no utilizados. Sin embargo, esto no es así, porque el Cerebro Global sugiere enlaces nuevos y elimina los que el usuario no utiliza, pero no hace desaparecer los vínculos de las páginas originales. De modo que no reduce posibilidades, sino que las aumenta.

Finalmente, otra duda que se plantea es si el Cerebro Global puede adquirir conciencia. Como explica Heylighen, "éste está controlado por toda la gente que forma parte de él. No es un sistema autónomo que de repente pueda decidir no obedecer las órdenes". De todos modos, sí es cierto que la evolución del Cerebro Global es una incógnita, igual como puede serlo el futuro de la humanidad. De todos nosotros depende cómo evolucione.

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